ANTECEDENTES HISTÓRICOS
DEL SALVAMENTO MARÍTIMO
El prestar
auxilio a todo aquel que se encuentre en apuros en la mar hoy puede parecer secundario, pero esto no siempre fue así. El vacío existente hasta fechas muy
cercanas es del todo sobrecogedor. En siglos pasados la vida humana carecía del
valor actual que hoy en día le damos. En la carrera por las Américas e
Indias las posibilidades de volver con vida de una de esas expediciones eran
tan solo de un 30%.
En España
unas de las primeras noticias que se tienen llegan de la costa norte
donde los pescadores dispusieron de un sistema de autoprotección muy rígido, el
cual estaba destinado a impedir la salida a la mar si así era decidido por los Alcaldes de
mar. Estos eran
elegidos entre los cofrades por su experiencia y buen hacer marinero. Su
misión consistía en otear el horizonte en busca de señales que alertaran de la
proximidad del mal tiempo.
Sus sistemas de comunicaciones se basaban en banderas y fogatas. El incumplimiento de las órdenes dictadas por estos, eran castigadas con fuertes multas.
Sus sistemas de comunicaciones se basaban en banderas y fogatas. El incumplimiento de las órdenes dictadas por estos, eran castigadas con fuertes multas.
Con la
llegada del espíritu de ilustración en Europa tras la Revolución Francesa
supuso unos tímidos rayos de luz sobre costas y mares sumidos en la más
desoladora oscuridad. La incesante expansión de las potencias europeas del
siglo XVIII y el incremento del tráfico marítimo dieron lugar a la aparición de
las primeras luminarias (faros) que comenzaron a ser establecidos en las costas
del norte de Europa. Este fue unos de los primeros pasos dado por los Estados
para poder ofrecer algo de seguridad al los buques que navegaban sus aguas. De
todas formas las tripulaciones que se enfrentaran a un naufragio seguían a su
suerte.
APARICIÓN DE LA PRIMERA SOCIEDAD DE SALVAMENTO
MARÍTIMO
Gran Bretaña
ha sido siempre un país líder y pionero en todo lo relativo a la navegación
marítima, por tanto, Gran Bretaña puede considerarse y a efecto es la madre
patria de todas las instituciones que hoy en día se dedican a labores de
Salvamento Marítimo.
Normalmente
todo accidente marítimo en el cual se pierden vidas va seguido de elevadas
promesas destinadas a intentar por todos los medios evitar que tales cosas
sucedan. Algo muy típico en nuestro país, pero
que los ingleses comenzaron a paliar hacia ya varios siglos.
En Gran
Bretaña el detonante fue producido por el encallamiento en South Shields
en 1789 de un buque del cual sus tripulantes fueron muriendo uno por uno ante
la mirada de los lugareños que nada o poco pudieran hacer por ellos.
Tras la
tragedia se organizo un concurso destinado a al diseño de una lancha capaz de
hacerse a la mar en situaciones adversas y poder aproximarse a un buque en
apuros y poner a salvo a su tripulación.
El diseño
ganador era capaz de mantener una flotabilidad positiva por medio de cajones
rellenos de corcho y su protección contra impactos lo protegía una gran
defensa a modo de cinturón que corría a lo largo de
todo su casco. Hoy en día continua siendo un medio de defensa utilizado en
infinidad de diseño de botes de salvamento (véase Salvamares) Tras esto, otras
muchas regiones se sumaron al esfuerzo común de proveer a los marinos de un
servicio organizado de Salvamento Marítimo. Todas las pequeñas agrupaciones
locales se unifican en 1789 para crear una organización de ámbito nacional. Nace la Royal National Lifeboat Institution (R.N.L.I). Esta nueva institución nacional
estuvo basada en la caridad pública y todo aquel apoyo que por parte de la
Corona fuese suministrado. Para hacernos una idea de la fuerza con la que
arranco la nueva institución y el claro apoyo político la RNLI contaba ya en el
año 1872 con 800 estaciones de salvamento, habiendo salvado en sus primeros
veinte años de historia a unas 16.000 personas.
En Francia
el proceso de consolidación una verdadera sociedad de salvamento fue un proceso
muy similar a su vecino. En 1865 se creó la Societe
Centrale de Sauvetage des Naufragues. Inicialmente concebida como una asociación privada
pero sostenida bajo muy generosas subvenciones locales. Otra vez, la clara
decisión política pone en marcha tan necesario servicio.
PRIMEROS PASOS EN ESPAÑA
El Estado
español tenía las mismas inquietudes que sus países vecinos, en materia de
Salvamento Marítimo. La única diferencia en nuestro país fue marcada por la
falta de verdadero interés político para llegar a crear una eficaz sociedad de
salvamento.
De lo
primero que se tiene noticia se refiere a las Ordenanzas Generales de la
Armada en 1793 los cuales obligaban a las cofradías a disponer en sus muelles
de almacenes para material de salvamento así como una lancha de salvamento para
prestar asistencia. Pero claro, toda aquella orden por muy ministerial que sea,
si esta no viene provista de su dotación económica está claramente abocada al
fracaso.
De los
muchos intentos que se han realizado en España el primero que podemos catalogar
como serio fue él realizado entre los años 1864 a 1873 por la llamada entonces Dirección
General de Obras Públicas y Transportes. Esta adquirió trece botes de salvamento de
construcción británica.
Desgraciadamente,
la referida Dirección General no proveyó de dotación presupuestaria a las
tripulaciones, ni siquiera para su correcto adiestramiento.
Las lanchas
acabaron de las Juntas de Obras Portuarias por lo que es de imaginar que a lo
largo de su vida hicieron de todo menos Salvamento Marítimo.
Bajo la
burocracia peor entendía se había cometido un fallo del cual no se aprendería
pues muchos años después y en un nuevo intento de crear una institución de
salvamento se volvería a
Cometer el
mismo fallo de dotar de medios pero no hacerlo de personal adiestrado y
operativo las veinticuatro horas del día. De todas formas hubo honrosas
excepciones como la lancha destina en el puerto de Barcelona. Esta lancha bajo
la dirección de la Junta de Obras del puerto prestó servicio hasta el último
día de vida.
Fue en 1880
cuando realmente se crea en España lo que vino a llamarse la Sociedad
Española de Salvamento de Náufragos. Como es de esperar la “consolidación” de esta fue más
bien lenta. En sus primeros años de vida el millar de voluntarios que la formaban
tenían que contentarse con lo que las Juntas de Obras del puerto tuvieran a
bien dejarles.
Ya en 1895 el número de lanchas de salvamento era de treinta y
unos cincuenta y siete fusiles lanzacabos, claramente insuficientes al
compararnos con nuestros vecinos británicos pues ya en aquellas fechas estos
deponían de trescientos botes de salvamento.
Las penurias
económicas acompañaron a esta institución desde su principio a fin. No en
vano, la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos de diluyo tras el humo de
los disparos de la contienda fratricida que fue nuestra Guerra Civil
Española.
Desde el
final de la guerra hasta principios de los años setenta la responsabilidad del
Salvamento Marítimo recayó sobre la Armada. La Ley de renovación de
la flota de 1961 dio un gran impulso a una marina obsoleta. Al mismo tiempo
durante la mitad de los años sesenta comenzó a hacer su aparición la flota
deportiva que hasta antes no existía en nuestro país.
Al finalizar
la década de los sesenta España se encontraba en la necesidad de disponer de un
servicio de Salvamento Marítimo si bien fuera tan solo para hacer creer que se
obedecía los diferentes convenios internacionales que en esta materia estaba
asumiendo.
Desperdigadas
por todo el litoral español aun malvivían algunas Juntas Locales de lo que
fuera la antigua Sociedad Estatal de Salvamento Náufragos. Por raro que
pueda parecer no se pensó una reactivación de la misma. Con la Liga Naval como
intermediaria y gestora el Estado puso sus ojos en Cruz Roja Española.
Fue en el
verano de 1971 cuando la Asamblea Suprema de Cruz Roja Española decidió crear
una rama de su organización la cual se llamaría Cruz Roja del Mar.
Cabe
destacar que esta nueva institución arranco con paso firme y con vistas a poder
consolidarse como la institución nacional de referencia en materias de
Salvamento Marítimo. Algunos de sus responsables se desplazaron a Gran
Bretaña y Francia para ver y estudiar el funcionamiento de sus sociedades
de salvamento.
La idea que
estos trajeron desde el extranjero fue un plan realmente ambicioso y con vistas
de futuro. Según este plan el Salvamento Marítimo quedaría establecido en
niveles según la distancia en la cual se produjera el incidente. Los niveles se
llamaron A-B-C y daban respuesta a cualquier posible emergencia de desde la
costa hasta las 25 millas de marinas.
La equipación
que recibió esta institución para aquellos años fue realmente
impresionante. Hay que destacar la incorporación de las lanchas AA y AM (nivel
A) que para aquella época eran maquinas tecnológicas muy avanzadas y con unas
performances inmejorables para el salvamento de altura hoy en día casi obsoletas.
Hacia
1982 hicieron su aparición las lanchas semirrígidas consolidando con estas el
llamado (nivel B).
Donde
realmente la Cruz Roja del Mar alcanzo su mayor grado de operatividad fue en
las proximidades de la costa y en playas (nivel C). Debido al apoyo local o
regional este nivel llego a disponer de unas 600 embarcaciones destinadas
básicamente a lo que hoy se llama cobertura y salvamento en playas.
La Cruz Roja
del Mar llego a contar con unas 150 estaciones de salvamento y millares de
voluntarios pero el fracaso estaba sentenciado desde el principio. Dotar a una
institución de medios muy avanzados para la época, pero intentar que estos sean
operados por personal voluntario los 365 días del año las 24 horas del año fué un ejercicio de ingenuidad superlativo y nada realista con lo que
verdaderamente necesitaba España.
En nuestros
países vecinos sus instituciones de salvamento son operadas por personal mixto,
por tanto conviven voluntarios y profesionales a partes iguales, por tanto sea
con profesionales o voluntariado el servicio queda cubierto. Por tanto es
de imaginar que muchas de sus unidades tuvieron un funcionamiento
irregular.
Por poner un
ejemplo del precario mantenimiento de las lanchas hay que destacar la basada en
Cartagena LS-AM-05 la cual tenía que ser repostada por la Cofradía de
pescadores y el mantenimiento preventivo lo realizaba la Armada en sus
instalaciones.
El desamparo
económico, formativo, así como el nulo apoyo a los voluntarios por parte de
profesionales que les instruyeran y guiaran hizo que esta nueva y tan prometedora
institución fracasara a las puertas del siglo XXI cuando ya en otros países se
contaba con instituciones centenarias fuertemente consolidadas.
Pero una
cosa es lo que pasaba dentro de España y otra muy distinta los que se
aconsejaba desde la Organización Marítima Internacional. ( de ello hablaremos próximamente)
AHORA UN HOMENAJE A LA PRIMERA EMBARCACIÓN DE ALTURA
El naufragio del pesquero "La
Isla" en las proximidades de la torre de Hércules, en la que perdieron la
vida catorce de los quince tripulantes el 4 de octubre de 1970 , provocó la
creación de la Cruz Roja del Mar, fruto de la inquietud en toda España ante los
numerosos accidentes marítimos que con harta frecuencia se sucedían y para los
que no se disponía de medio alguno de intervención en el auxilio de náufragos.
En Octubre del año 1972 la Asamblea
Suprema, concede el honor a la ciudad de A Coruña de ser el primer
puerto español que contaba con un servicio eficiente de salvamento de
náufragos.
Con el objetivo de conseguir el mejor
funcionamiento de la Base de Mar, la Cruz Roja pedía a la junta del Puerto la cesión de un
edificio de planta baja, en construcción muy avanzada, sito en
el muelle de las Ánimas y comenzaba a gestionar la adquisición de una
embarcación de salvamento que cumpliera con las expectativas de esta base.
El 26 de junio de 1971 llegó al puerto de A Coruña
la ansiada embarcación nivel A "Blanca Quiroga", la cual en aquel
entonces constituía un alarde de la técnica más moderna de Europa, inaugurando la base
el 17 de Agosto de 1973.
De la importancia de esta embarcación se ha escrito mucho, incluso se han realizado maquetas, esta es de todo un maestro;
Don José Rodriguez, de Coruña
modelo original
maqueta en baja resolución
La Blanca Quiroga fué la primera lancha de Salvamento en
España y su base se instalo en La Coruña, y empezó sus singladuras en 1971,
en Francia, recordemos que fue construida por los astilleros franco - belgas.
Tenía una velocidad de 14 nudos, con una autonomía de 270 millas y era
insumergible.
Fotos gentileza de; Silvia País y mi amigo Jaime Lomba y voluntario de nuestra época
Su zona de acción era la Costa de la Muerte que cuando
la llaman así por algo seráComo sistema de comunicación mas avanzado que tenia eran una emisora de VHF otra de 27 MHz un radiogoniometro y un radar
Foto interior puente
Un helicóptero de la Xunta de Galicia (Sikorsky S-61N, conocido como
Helimer Galicia) y la Barco de la Cruz Roja del Mar “Blanca Quiroga” rescatan
al último grupo de tripulantes y al Práctico, que se han arrojado al mar. Bajo
el helicóptero se aprecian dos personas en el agua. (Foto tomada desde el
helicóptero de la DGMM y publicada en la revista “Marina Civil”) A las 09:22,
mientras se izaban al helicóptero dos tripulantes y sobre la cubierta esperaban
el Práctico,
las fotos del incendio son de archivo de prensa
El Capitán, dos nadadores del helicóptero y otros 4 tripulantes,
se produce una explosión y el consiguiente incendio, obligando a estos 8 a
tirarse al agua de donde fueron rescatados por los remolcadores y lanchas de
salvamento que estaban en la zona. En esos momentos el viento sopla con una
fuerza de 8/9 y olas de 5 metros
La
Base de Salvamento Marítimo de A Coruña forma parte del Convenio de Cooperación
con la Sociedad
Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima (SASEMAR) en la actualidad con la embarcación LS BIANCA perteneciente
a Salvamento Marítimo y que presta su servicio en esta base desde el año 2007.
Esta embarcación, una Duarry Cormorán 730, consta de un motor Steir acoplado a
una cola Mercruiser. Esta embarcación como bien indica el convenio, está
operativa 24 horas 365 días al año.
Tambien realizo otro tipo servicios, incluso como carroza de reyes
Este
mismo año 2013, la Xunta de Galicia dona a la Cruz Vermella una nueva
embarcación en el marco del convenio que la institución tiene con la
administración autonómica, que comienza su operatividad en la base el 10 de
octubre de 2013, con el nombre "LS Condesa de Pardo Bazán".
el barco Blanca Quiroga causo baja en el año 2002 ya que prácticamente había que reconstruirlo entero entre otras cosas por la fatiga de los materiales.
Fueron muchos años de comerse verdaderos temporales, dando en ocasiones un par de vueltas de campana.
Fueron muchos años de comerse verdaderos temporales, dando en ocasiones un par de vueltas de campana.
La prensa nos comenta en uno de sus árticulos que Emilio
Mariñas recuerda en la Ensenada do Sogadoiro -«porque aquí
xoga o mar coas pedras, ¿non ves como están redondeadas?»- aquella madrugada de diciembre. Su
hijo Luis Miguel, Lichi, otro experto percebeiro, evoca que «me llamó mi vecino
al oír los helicópteros». La familia de Lichi sería una de las desalojadas del
barrio de Adormideras, «fuimos dormir a Arteixo», ante el peligro de que les
afectara la combustión de crudo. También recuerda que después de estar un
tiempo cerca de la zona del siniestro «la cazadora que llevaba tuve que tirarla
porque estaba llena de petróleo».
Ambos
apuntan que, al igual que había ocurrido tras el naufragio del Urquiola,
después del siniestro del Mar Egeo estuvieron unos seis meses sin ir a faenar y
luego «aquel año hubo mucho percebe, no sabemos por qué, pero lo hubo».
«Dios estaba
allí, si no...?????»
Emilio
recuerda como aquella madrugada estaban viendo las labores de rescate de la
tripulación del petrolero «e de repente explotou; había
dous homes arriba que saltaron ao mar e non sei como saíron vivos».
Muy cerca de
donde saltaron los que huían de las llamas estaba Ramón Martínez patroneando la
lancha de la Cruz Roja Blanca Quiroga.
«¡Ahí va! Ese soy yo», bromeaba el
pasado viernes en el parque de Bens. Allí está la lancha, puesta a navegar en Coruña en el mes de
julio de 1973, y un panel recoge las apenas cinco líneas del cuaderno de
bitácora del día del accidente. Así, da cuenta de la evacuación por parte de
los helicópteros «hasta que al ser la hora 10.10 sufrió la primera explosión,
tirándose seis personas al agua, recogiendo nosotros a cuatro de ellas: el
capitán, un tripulante y dos rescatadores de helicóptero, regresando a base sin
más novedades. En la evacuación se pierde un walkie-talkie». Es el
escueto relato de una gesta. Para Ramón Martínez, desde aquel día «Dios existe
y estaba allí, si no no se salvaban todos». Y es que «las olas eran de ocho
metros, ni se nos veía entre el oleaje». La dirección del viento, que arrastró
la contaminación a Ferrol, evitó que se quemaran. Eso, y la pericia de Ramón
Martínez.
y después de tantas y tantas horas, una retirada digna, en el Parque de Bens, en Coruña, siempre vigilando el mar.
al igual que lo hace la Torre de Hércules
Pero no todas las embarcaciones corrieron igual suerte
como ejemplo la Ara Solis
Es más que evidente que ha conocido mejores tiempos
Esta es laa Cruz de la Victoria, en Lugo, que después de tantos servicios se le ha concedido un retiro digno
Y hasta aquí parte de nuestra historia de salvamento, de nuestras vidas que en su momento significaron mucho para algunos de nosotros,,
El autor, algo cansado por el viento y las lluvias.
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